miércoles, 13 de mayo de 2015

Las cuatro estaciones II - 2ª parte - Retorno al pasado.



LAS CUATRO ESTACIONES II

2ª parte




“Los recuerdos buenos de la infancia son 
pequeños  tesoros  que  nos  pertenecen”


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Retorno al pasado



Ahora mis ojos miran a través de los cristales blanquecinos de la nostalgia, y allí me encuentro perdido en unos días tan lejanos y a la vez tan presentes, ¿qué es, en la historia, un puñado de años? En la historia del universo no es nada, pero en la historia de una vida, lo es todo. Hoy me siento pequeño, como un niño perdido entre dos grandes bloques grises, todo mi mundo se ha quedado dormido en un patio, aquel que me vio crecer. ¿Y sus gentes? Ellos también se quedaron entremezclados en mis añoranzas de niño y en su realidad que ya no era la mía. Ahora me toca vivir un nuevo mundo, descubrir una nueva etapa de mi vida.

A lo largo de la vida nos hacemos tantas preguntas, algunas simples y otras no tanto, existenciales diría yo, y los “por qué” surgen una y otra vez, hay tantas cosas que no se entienden y lo peor es que a veces no encuentras respuestas, es todo tan sencillo y a la vez tan complicado, ¿será por la imperfección del ser humano? Cualquiera sabe… 


Quisiera sentarme a la puerta de mi casa, mirar de nuevo el cemento desde la galería, a sus gentes; oler aquel aroma, embriagarme de las cosas bonitas de una época ya lejana. Cuanto daría por tener la inocencia de un niño que abre los ojos al mundo, con sus cosas buenas y otras no tan buenas, a las ilusiones y desilusiones, al frío y al calor, a lo blanco y a lo negro. Cuanto daría por sentir, oír, tocar, saborear mis años pretéritos, ahora solo me conformo con la llama del recuerdo alumbrado mi alma. Cuanto daría por ser yo quien  ahora, protegiera a mis padres.


"Quisiera sentarme a la puerta de mi casa, mirar de nuevo el cemento desde la galería..."


Cuantas cosas puedo contar de mi niñez... Ahora cuando pienso en aquellos días, la nostalgia me embarga de tal manera, que daría algo por encontrarme sentado en la puerta  del comedor de mi casa, junto a los geranios que mi madre cuidaba con tanto esmero, y oler esa fragancia embriagadora que llevo gravada desde mi tierna infancia. Hoy, cuando me sumerjo en mi historia  descubro día a día cosas maravillosas de esa etapa de mi vida, y hasta este momento, momento en el que me he parado a pensar sobre mis vivencias y que en definitiva son los primeros recuerdos de mi existencia, me he dado cuenta, de lo afortunado que ha sido mi vida hasta ahora. He ido quemando etapas, pero nunca me había parado a reflexionar sobre las mismas. Haciéndolo he descubierto un mundo ante mí en el cual he sido protagonista, y al no ser por esta introspección hacía mi interior, no hubiera descubierto jamás. 




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El encuentro con Fidel Perez


Afortunadamente, la vida a veces guarda sorpresas agradables, hace unos meses decidí utilizar lo que hoy llamamos las redes sociales para algo que resultase útil, localicé a Emilio Jiménez a través de Facebook, se alegró tanto como yo, me puso en contacto con Fidel Pérez, este me facilitó direcciones de correo de varios amigos, pongo en marcha en Facebook la página “Amigos del Salto de Millares”, poco a poco comienza a aparecer por este foro antiguos amigos, sus hijos, primos, nietos…

Se cuelgan fotografías desconocidas para mí, de mi comunión, del poblado, de la piscina, de personas que hacia muchos años que nos la veía o recordaba, del depósito, la central, la capilla...

Cruzo con Fídel Pérez varios correos, son muy agradables, noto que hay sintonía, ha localizado por azahar mi blog con los recuerdos de nuestra infancia, siento la necesidad de viajar a Millares y volver a encontrarme con él.



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31 de Mayo de 2014




Ha llegado el día, sobre las 9,30 de la mañana junto a mi mujer ponemos rumbo dirección a Millares, es un día lluvioso, la carretera por Torrente está cerrada por obras, por tanto voy a hacer el itinerario por Buñol.

El trayecto desde Buñol-Dos Aguas-Millares es impresionante, Paloma no se puede creer que estemos viajando por la Comunidad Valenciana, carretera estrecha, barrancos, muchas curvas… le parece más un paisaje de los Pirineos, lógicamente esta zona es desconocida para ella.

Realizo el trayecto con una mezcla de sentimientos encontrados, inmensas ganas de ver a Fídel, de recordar los años de nuestra niñez, de ponernos al día… por el contrario, me invade el miedo a lo desconocido, cincuenta años son muchos años, la cordialidad de los eMail están fuera de toda duda, pero… una vez pasado los primeros saludos, ¿habrá feeling entre nosotros?, ha pasado mucho tiempo, nuestra evolución natural en estos años, ¿nos habrá separado de forma irremediable?

Le comento a Paloma que no quiero hacer pasar un mal día a nadie ni pasarlo yo, si veo que no hay ya química entre nosotros, pondré una excusa y nos iremos antes de lo previsto, mi mujer está de acuerdo.



El pueblo de Millares, va unido a mis recuerdos y a mi niñez de forma ineludible. De vez en cuando, un grupo de niños nos íbamos andando hasta el pueblo de Millares para que el "Motroco", nos cortara el pelo, este hombre lo recuerdo con cariño, le faltaba una pierna, pero con su muleta y todo se las arreglaba para cortar el pelo, también es cierto, que de los modelos de corte que se llevaba entonces mas vale ni comentarlo..., también recuerdo cuando acudíamos a las fiestas del pueblo, mujeres, hombres y niños, todos en el camión que conducía José María Arocas padre. Cenábamos en casa del "tío Pincho", subíamos a las barcas... era algo que no teníamos en el Salto ni en fiestas y bueno sobre todos los niños lo disfrutábamos mucho.

Ya se ven la primeras casas, la escuela, llegar a Millares, es una emoción tan fuerte que el temblor de mis manos, me impiden coger el volante del coche con la suficiente fuerza, llegamos al pueblo y paramos en un Bar casi al final de la carretera. Menos mal que llevo un paraguas en el maletero, no llueve mucho, pero es una lluvia que cala.

Mientras nos tomamos un café con leche llamo a Fidel por el móvil, apenas tarda unos minutos en llegar, a pesar del tiempo, lo reconozco de forma inmediata, nos damos un abrazo y comenzamos a comentar los primeros recuerdos y a planificar el día. No es posible acercarnos al Salto de Millares, el día no acompaña, pero además han puesto una cadena en la carretera y no es posible acceder, es una pequeña desilusión, pero bueno, me mentalizo en aprovechar el día lo mejor posible.




Vamos dirección a su casa, llueve bastante, caminar por esas cuestas es complicado y peligroso, hay que ir con mucho cuidado, pasamos por la fuente del L'inchidor, paramos a comprar pan y unas pastas en la panadería de Filiberto, recuerdo que el autobús (el correo), nos traía el pan a nuestra casa, un pan buenísimo, aquellos panes redondos que duraban varios días y que olían a auténtico pan.

Somos recibidos por Carmen, su mujer y su hija, con gran afecto y cariño. Fidel nos enseña su álbum de fotos antiguas, su archivo, censo de las personas nacidas en el Salto, entre ellas mi hermana Tere… sin lugar a dudas, Fidel es el auténtico guardián de la memoria del Salto y pueblo de Millares, su dedicación no tiene precio.

Me llena de orgullo y emoción, ver dos pequeños  cuadros pintados por mi padre, situados en su casa en un lugar privilegiado y que mi padre regaló a Fidel, típico en él, le encantaba regalar sus cuadros




Sin apenas darnos cuenta se ha hecho las dos y medias de la tarde, Carmen a preparado la comida, nos sabe mal molestar…pero ya lo tiene todo a punto, ¡qué embutido más bueno!, y las "güeñas", no las había vuelto a comer desde niño… café, pastas, mucha conversación y buenos recuerdos.

Hemos dado un primer y largo recorrido a estos años pasados, parece que el tiempo no ha pasado, hemos hablado de Jose Enrique, Guillermo, Fidel Lluch, los hermanos Carrión, Santiago Vergara... del colegio interno, de la señorita Maruja, de algunas de las gamberradas que hicimos, Fidel, con mas años, sigue siendo el mismo, sigue siendo igual de generoso y con ese fino humor que siempre le caracterizó. Me voy contento, la visita a superado todas mis expectativas.

Regresamos a Valencia sobre las ocho de la tarde, el día ha pasado en un suspiro, emotivo, alegre… quedamos citados para la comida que anualmente celebran los amigos del Salto de Millares y que yo desconocía su celebración, Fídel me comenta que lo organizará en una fecha en la que yo pueda asistir, el 13 de Septiembre parece un día adecuado, me hace mucha ilusión que llegue ese día, pase lo que pase, asistiré. 

El reencuentro con todos o parte de mis amigos de la niñez, ¿será tan emotivo y tan positivo como mi visita a Fidel o será una decepción?... el tiempo pasa para todos...es inevitable.



Final de la 2ª parte

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